César Pérez Vivas
La confusión política del país nos retrotrajo a nuestros años de tercer año de bachillerato en el liceo TAC, de Puerto La Cruz. Era, en ese lapso, donde se conocía la Ecuación de Segundo Grado. Ese año tuvimos tres profesores de Matemática. Uno de ellos, a quienes apodaban “Fifí”, le correspondió inocularnos la referida ecuación y hubimos de memorizarla para evitar sus reclamos. Pero ante su poca cordura, y que luego lo sucedió un profesor de deportes ¡impartiendo matemáticas!, cuando se llevaron a “Fifí” al Psiquiátrico Maturín, para los exámenes finales de esa materia, había apenas tres alumnos que, por juiciosos, metódicos y más aplicados (Rafaela Alvarado, Omar Bravo y José Pérez Becerra) superaron la barrera. Los 37 restantes fuimos para septiembre, mes de reparaciones. (Yo lo hice en la Escuela Naval y el profesor, tal vez compadecido, obvió la compleja ecuación), que no recuerdo si alguna vez más la usamos.
Mal ocupamos el tiempo del lector con esta referencia, observando cómo nuestros políticos, pese a recibir a diario la lección que representa el país venezolano y comprender que estamos en una crisis harto complicada, mucho más que la ecuación de segundo grado, cada uno de ellos, casi a diario, menciona los componentes de la ecuación/país, pero no alcanza a enhebrarla para lograr alguna solución. Todo se convierte en discursos que no aportan absolutamente más que mayores preocupaciones, porque si el galeno ignora cómo salvar al paciente, este se da por muerto, lo que, en apariencia (eso dicen), es el fin concebido de “la revolución” para amansarnos como hizo Fidel con los cubanos.
Ecuaciones
En la Ronda del pasado domingo hicimos una introspección por cada vericueto del país y sus gentes. Al final propusimos que exista una entente (sin políticos) entre gente pensante, para luego presentar propuestas que ya existen y no necesitan dineros del Estado, al gobierno y a los políticos. Hubo muchas respuestas de lectores, que, como mi persona, no tenemos posibilidad de arreglar los problemas. Y alguno que otro chavista que también terció, reconoce que acceder a las alturas que podrían responder, es misión imposible. ¿Por qué?, nos preguntamos. ¿Cuál es la razón para que los caminos estén tapiados para la inteligencia del país? Triste y sencillo. Los políticos tienen copia de la llave, pero no la facilitan ni abren las compuertas, para evitar que otro haga lo que ellos no supieron lograr. Y esto se deduce de la componenda, ya inocultable, entre la mayoría de los factores de “oposición” a excepción de Andrés Velásquez, María Corina y Pérez Vivas, con el gobierno. (Si escapa un nombre que nos disculpe). Nosotros, personalmente, hemos conversado con unos, e intentado con otros, de convencerlos de la necesidad de rescatar lo que se pueda ahora y no amontonarlo todo para mañana. Hemos ofrecido fórmulas, no nuestras, sino de especialistas en diversos ramos, que, repito, no exigen dinero gubernamental y solo requieren de Capital Político. Esa echonería de la cual se jactan los capitostes de la política se denomina, en el argot de los negocios “Capital Político”, porque es el aporte que hacen estos personajes, tras el empuje del lobby, para que se aprueben buenas ideas en beneficio del país y de su gente. Ese Capital Político, hoy podría gestionarlo cualquier jefe del G3, por caso y cualquier alacraneado.
Liderazgos
El factor gubernamental tiene dos líderes: Maduro y Diosdado. Ni uno solo más destaca en ese universo rojo, donde todos se atrincheran en el silencio, cómplices, unos con otros, contra el país y contra la gente. No hay un solo dirigente del Psuv que sea capaz, no de enfrentarse, porque no hace falta, sino de hablar públicamente con Diosdado o con Maduro sobre realidades venezolanas. Esas realidades no existen o son _top secret._ Esas realidades no las palpa y las sufre el país, gracias a la adormidera que traduce el discurso diario del presidente. En el Psuv hay gente intelectualmente valiosa y lo sabemos, pero de muy baja tarifa en la conducta social hacia el venezolano. Saben que el país se derrumba, pero prefieren, algunos que así suceda, para que se conozca a los verdaderos culpables directos; y otros que tal vez querrían que no hubiera tal crisis, pero carecen de la virilidad para manifestarlo. ¿O nos equivocamos? De ser así (lo que no rechazamos de plano) que por favor alguien asome la testa o envíe a uno de sus secretarios para que mencione su nombre. Y mientras no exista quien mueva la palanca del Capital Político, seguimos esperando que Novo Banco libere los $1.550 millones para que Maduro los raspe en una sola jugada. O que Londres reintegre el oro al BCV, que no llegará a sus arcas, porque será repartido antes de repatriarlo.
Mañana (porque habrá un mañana) conoceremos esos nombres y habrá el rosario de justificaciones más insólito que jamás hayamos escuchado. Mañana habrá medios de comunicación social y periodistas sin bozal ni gríngolas.
José Ángel Borrego. (0414-8187722)