El mismo día en que Ucrania conmemoró su independencia de la Unión Soviética también se completaron los primeros seis meses de la sangrienta invasión que comenzó Vladimir Putin el 24 de febrero pasado.
Lo más grave es que después de ese tiempo y una larga estela de destrucción y muerte, el objetivo que se trazó Putin está muy lejos de ser alcanzado.
Por el contrario, el sentimiento nacionalista ucraniano ha llegado a niveles superlativos, al punto de que el presidente Volodimir Zelenski afirmó que, en este momento, un alto el fuego supondría una “trampa”, ya que posteriormente las negociaciones llevarían “años” y pasado un tiempo Rusia atacaría de nuevo y trataría en esta ocasión de hacerse con las ciudades de Mikoláiv y Odesa, en la costa del mar Negro.
“Y luego querrán regresar, por ejemplo, a por nuestra capital,” agregó.
Estados Unidos aprovechó esta fecha simbólica y anunció nueva ayuda
Estados Unidos aprovechó esta fecha simbólica y anunció una nueva ayuda militar de casi 3.000 millones de dólares, la mayor recibida hasta ahora por Kiev, mientras que los países de la Unión Europea enfatizaron también su apoyo a Ucrania en una cumbre de la “plataforma de Crimea”, que reúne a los principales aliados de Ucrania y existía antes de la guerra. El presidente francés, Emmanuel Macron, instó a la comunidad internacional a no mostrar “ninguna debilidad” ante Rusia. En medio de esa ola de opinión internacional favorable a Ucrania, la embajada de Estados Unidos en Kiev alertó que Rusia se disponía a intensificar sus bombardeos “en los próximos días” y pidió a sus ciudadanos salir del país lo antes posible. Efectivamente, la máquina de guerra de Putin ejecutó un bombardeo en una estación de tren que dejó al menos 25 muertos.
El papa Francisco pidió parar “la locura de la guerra” en Ucrania, un país que intenta a toda costa retornar a la normalidad en medio de sus esfuerzos por contener la invasión rusa. Por ejemplo, comenzó su nueva temporada de fútbol, en un intento de dar moral a la población. En un hecho curioso, pero que también refleja la entereza del pueblo y los deportistas ucranianos, el partido de la liga ucraniana entre el Rukh Lviv y el Metalist Kharkiv duró cuatro horas y 27 minutos (en lugar de la hora y media habitual) después de ser interrumpido en varias ocasiones por las alarmas antiaéreas. El encuentro disputado en la ciudad de Lviv (al oeste del país, menos afectado por la invasión rusa) comenzó a las 3:00 p.m., hora local, y finalizó a las 7:27 de la noche, después de haber sido interrumpido en tres ocasiones por las sirenas.