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Gobiernos autoritarios utilizan el «lawfare» para castigar a periodistas, por Patrick Butler 

En Liberia, un país con una larga y trágica historia de violencia contra quienes desafían al poder, las armas no silenciaron al periodista Rodney Sieh. Fueron los tribunales.

Sieh fue uno de los cuatro participantes de la mesa redonda del Día Mundial de la Libertad de Prensa, celebrada en la sede del Comité para la Protección de los Periodistas en Nueva York, sobre el creciente uso del «lawfare» o «guerra jurídica» para castigar a los periodistas y ocultar su trabajo. Moderada por la Vicepresidenta Adjunta de Investigación Global del ICFJ, Julie Posetti, el evento exploró de qué modo los gobiernos se están volviendo cada vez más sofisticados en aspectos de la ley que parecen no tener nada que ver con el periodismo —cuestiones fiscales, financiación extranjera, incluso la protección de las mujeres— para usarlos contra los periodistas.

ICFJ's Julie Posetti moderates a World Press Freedom Day panel on "lawfare."
Julie Posetti, del ICFJ, modera una mesa redonda sobre «lawfare» en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. De izquierda a derecha: Caoilfhionn Gallagher, José Zamora, Posetti, Rodney Sieh y Carolina Henriquez-Schmitz.

«No son solo los periodistas los que pagan el precio de la persecución selectiva», dijo Posetti. «Cuando se persigue a directores y editores, se pone en peligro todo el medio. Se cierran publicaciones y el staff se queda sin trabajo, lo que supone un golpe para el periodismo independiente en países con democracias tambaleantes y autocracias en desarrollo».

Sieh fue atacado porque el medio que fundó, FrontPage Africa, publicó un informe del gobierno sobre cómo un ministro había malversado fondos de donantes. El ministro fue destituido y culpó a Sieh. Un sistema judicial corrupto (Sieh dice que vio al ministro y a su abogado «chocarse los cinco» fuera del despacho del juez antes de que comenzara el juicio) condenó a Sieh a 5.000 años de prisión y cerró FrontPage Africa.

En Guatemala, el editor y ganador del Premio Internacional de Periodismo Knight del ICFJ, José Rubén Zamora, lleva más de nueve meses en prisión por cargos espurios de blanqueo de dinero. Su hijo, el panelista José Zamora, dijo que los gobiernos han descubierto que amenazar a los periodistas con violencia (como le ocurrió a su padre en repetidas ocasiones) o tratar de silenciarlos mediante campañas de difamación no eran las mejores tácticas ya que convertían a los periodistas en héroes.

«Descubrieron que la herramienta más eficiente para reprimir al periodismo es el derecho penal», dijo Zamora, jefe de comunicaciones e impacto de Exile Content Studio. «Es fácil fabricar un caso diciendo que un periodista blanqueó dinero, detenerlo y meterlo en la cárcel».

Esa estrategia fue una de las muchas empleadas contra el padre de Zamora, que se ha enfrentado a 140 demandas, así como a auditorías fiscales y campañas para presionar a las empresas para que dejen de anunciarse en su medio, elPeriódico. Una diputada llegó a ampararse en la Ley contra el Femicidio para denunciar que Zamora y otros periodistas la perseguían por su condición de mujer, narró su hijo.

Tras el encarcelamiento de Zamora, elPeriódico dejó de imprimirse y opera en línea con una pequeña fracción de su antiguo staff, muchos de los cuales son perseguidos. El objetivo del gobierno, de acuerdo con José Zamora, es triple: «Castigar directamente a mi padre, cerrar el periódico y enviar a todos los periodistas de Guatemala el mensaje de que el periodismo es un delito».

Caoilfhionn Gallagher, abogada irlandesa que defiende a destacados periodistas y medios de comunicación, señaló cuatro tendencias cada vez más utilizadas por los gobiernos represivos:

Posetti consultó a Carolina Henriquez-Schmitz, directora de TrustLaw en la Fundación Thomson Reuters, sobre cómo luchar contra estas tendencias. Henríquez-Smitz esbozó una serie de medidas importantes que deben adoptar los periodistas y las organizaciones que los apoyan:

En el caso de Sieh, hacer frente a sus agresores fue exactamente lo que le valió la libertad. Su encarcelamiento fue ampliamente condenado internacionalmente, y la presión hizo que el entonces presidente de Liberia ordenara al ministro de Justicia que lo liberara. FrontPage Africa también volvió a publicar.

«Pero igual pagué un precio. Cada vez que pido un visado, soy un delincuente. Si buscas mi nombre en Google, soy un delincuente», contó. Añadió que su caso «demuestra que el poder de los medios de comunicación es fuerte», pero al mismo tiempo estas leyes están pensadas para atemorizar. «Utilizan el sistema judicial para perseguir al periodismo», concluyó.

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