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Maduro mira al BRICS como alternativa al Dólar

Por Eugenio Martínez

El 53 % de las transacciones comerciales en Venezuela se realizan en dólares (USD), al tiempo que se calcula que actualmente circulan 4.825 millones de dólares en efectivo, mientras que solo 1.279 millones se mantienen en bolívares. Aun así, el gobierno de Nicolás Maduro y sus aliados internacionales pretenden “desdolarizar” al país, al tiempo que avanzan en la idea de una moneda común que haga frente al dólar.

La idea de desdolarizar a Venezuela tomó un nuevo impulso con la visita al país del presidente de Irán, Ebrahim Raisí.


El mandatario recomendó a Venezuela sustituya el dólar en sus operaciones internacionales, porque “es un requisito y mecanismo del nuevo orden internacional” reemplazar al dólar “por nuevas monedas, las monedas nacionales de los países, para hacer los cambios de las mercancías y productos”.


Incluso, el presidente iraní reiteró en Venezuela la disposición de su gobierno de unirse al grupo de las llamadas Brics, un acrónimo que sirve para identificar en economía internacional al grupo de países integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esas naciones hacen negocios entre sí en rublos, yuanes o rupias, e incluso han apostado por la creación de una nueva moneda común.


Antes de la visita de Raisí a Venezuela, Delsy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela defendió ante los Estados miembros de la Unión Económica Euroasiática, la necesidad de que exista “una moneda que sirva al mundo”, al tiempo que alabó el papel que están desempeñando los Brics como parte de ese nuevo sistema económico que propone.

Según Rodríguez “como los países de los Brics, donde está Brasil (por América Latina y el Caribe), Rusia, China, Sudáfrica y una cola de países queriendo incorporarse, nos dirigimos a la conformación de un nuevo andamiaje financiero internacional que permita dar libertad a las relaciones económicas comerciales y financieras”

Tarea complicada
Para el socio director de la firma Ecoanalítica Asdrúbal Oliveros el proceso de “desdolarización” que el gobierno de Maduro busca implementar en Venezuela es complicado y difícil de implementar debido a diversas razones.

Según Oliveros “el dólar es una moneda ampliamente utilizada como medio de pago en el país, lo que dificulta el reemplazo del bolívar. En segundo lugar, el dólar es una moneda de reserva y ahorro para muchos ciudadanos, lo que les hace reticentes a abandonarla. En tercer lugar, los agentes económicos establecen precios y costos en dólares, lo que ancla sus expectativas y dificulta la transición a otra moneda. Además, el monto de efectivo en divisas que circula en el país supera ampliamente la cantidad de bolívares en circulación (M2), lo que dificulta todavía más la “desdolarización”.

Una opinión similar mantiene el economista Luis Arturo Bárcenas sostiene que es imposible pensar en una Venezuela sin dólar. “El dólar no sólo ha contribuido a reducir la inflación en Venezuela, sino que también ha brindado cierto aliciente a los venezolanos sobre todo los que recogen bonos en divisas a que reciban dólares”.

Bárcenas sostiene que la mayoría de las transacciones se pagan a través de tarjetas internacionales, dólares en efectivo y Zelle, entre otros mecanismos. Por ello, apuntó que “revertir el uso del dólar en las condiciones actuales, no es lo más idóneo”.

La dolarización transaccional en Venezuela más que el resultado de una política económica es la consecuencia de una reacción racional de los agentes económicos frente a una economía inflacionaria con baja credibilidad en las instituciones fiscales y monetarias, explica el economista Omar Zambrano.

“La tolerancia gubernamental de tal dolarización simplemente es el reconocimiento oficial de un proceso que ya se ha consolidado en los mercados de bienes, servicios, de factores, e incluso financieros”, sostiene.

Por otra parte, en un análisis realizado para el Instituto de Investigaciones Económica y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, Zambrano sostiene que el proceso de dolarización en Venezuela, como ha sucedido en otros países y en diferentes momentos, “es la consecuencia de la propensión racional que muestran los agentes económicos locales a preferir mantener su riqueza e ingresos en activos denominados en divisas, en un contexto donde el riesgo de una elevación en la tasa de inflación no esperada es elevado. Más específicamente, si estos agentes observan que la volatilidad de la tasa de inflación es mayor a la de la tasa de variación del tipo de cambio real, la respuesta óptima será incrementar la participación en sus portafolios de dinero, otros activos y valores denominados y cotizados en monedas fuertes extranjeras”.

Para Zambrano “en un contexto de elevada inflación, debilidad institucional y baja credibilidad en la política económica, el nivel y la tasa a la cual una economía se dolariza es mayor; Venezuela es un claro ejemplo de ello”

Según Zambrano, “dados los niveles de inflación, la problemática fiscal, la situación de default de la deuda, el nivel del endeudamiento externo y la poca credibilidad en la política y las instituciones económicas en Venezuela, difícilmente se puede pensar en reducir significativa y sostenidamente el grado de dolarización que se ha alcanzado; menos aún en el caso de que la desdolarización se imponga por medio de medidas regulatorias que no forman parte de un programa más amplio de reformas estructurales, como ha sido el caso de la reciente modificación del Impuesto General a las Transacciones Financieras que penaliza la operaciones en divisas”

Para Zambrano “la desdolarización no puede ser impuesta ni decretada, es una consecuencia que solo se puede alcanzar a largo plazo y como resultado de reformas económicas e institucionales, acompañadas por una eficiente gestión de la política económica. Venezuela hoy no parece estar en una situación que nos permita predecir un avance en esta dirección, ya que hay precondiciones en el orden político e institucional que deben antes cumplirse. En la medida que la dolarización se prolongue, lo cual parece es inevitable en las actuales circunstancias, será más difícil desdolarizar. Podemos, incluso, llegar al punto de que sea inevitable transformar la dolarización de “facto” en dolarización “oficial”.

El Petro fracasó

Los intentos del gobierno de Maduro por sustituir el uso del dólar en Venezuela han fracasado continuamente. El mejor ejemplo es la supuesta criptomoneda del régimen venezolano: El Petro.
Según la agencia de noticias Bloomberg el régimen venezolano estaría evaluando eliminar, en un proceso “paulatino y orgánico”, el Petro, la criptomoneda oficial creada para enfrentar las sanciones estadounidenses impuestas a instituciones nacionales y abrir un sistema de pagos no vinculado directamente con el dólar estadounidense.
De acuerdo con la información de Bloomberg Línea, atribuida a tres fuentes familiarizadas con la medida, la decisión de suprimir el Petro forma parte de las consecuencias de la intervención de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip), una institución creada para regular el “ecosistema cripto” en Venezuela, cuyo jefe, Joselit Ramírez, se vio envuelto en una masiva investigación anticorrupción.

Lula pide una nueva moneda
Sin embargo, los esfuerzos del gobierno de Maduro por lograr la desdolarización parecen haber encontrado apoyo en la propuesta del presidente de Brasil quien recientemente recomendó “trabajar en una moneda común entre nuestros países, de tal manera que podamos ser independientes del dólar, no es posible que no tengamos más libertad para negociar, mi sueño es que los BRICS cuenten con una moneda al igual que la tiene la Unión Europea con el euro, sin embargo, hay que avanzar”.
Esta declaración fue apoyada inmediatamente por Maduro. “Si me preguntaran por ser parte de los BRICS, quisiéramos ser parte de los BRICS, lo diremos de manera modesta, y acompañar la construcción de esa nueva geopolítica mundial, de ese mundo que hoy va naciendo”.

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