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¡O sea, no han entendido! Por David Figueroa Díaz

David Figueroa

El profesor José Vásquez Manzano, lo digo una vez más, es uno de los pocos docentes que en el estado Portuguesa, Venezuela, maneja con relativa facilidad el lenguaje que emplea. Esa ha sido su preocupación y su ocupación desde hace mucho tiempo.

Claro está, lo dicho por mí no significa que sea el único que posea esa característica, pues es posible que haya otros; pero como no escriben, no habrá posibilidad de saberlo. ¡Lo ha demostrado!

Muchos de los artículos publicados en este espacio de divulgación periodística, han surgido de inquietudes de Vásquez Manzano, a quien estimo como un educador que entendió lo importante de su profesión. Él y yo coincidimos en lo provechoso que sería que todas aquellas personas cuya ocupación habitual sea la redacción de textos, se esmeraran por disipar esas dudas y deshacerse de las impropiedades que no les permiten escribir bien.

Hay docentes que se ufanan de su larga trayectoria; pero cuando escriben, dejan en evidencia la precariedad de sus conocimientos en lo tocante a la gramática y a la ortografía. He dicho muchas veces que para escribir medianamente aceptable, no es necesario ser lingüista, sino poner en práctica los conocimientos que se adquieren en las aulas de clases; pero solo les preocupa pregonar la cantidad de años que llevan en el oficio. ¡Eso es lamentable!

El tema de hoy lo he comentado en muchas ocasiones, siempre con enfoques diferentes, pero con la misma intención. Me agrada saber que a la luz de lo que he mostrado, muchas han sido las personas que han asimilado la enseñanza; pero queda una considerable cantidad que aun no lo logra, quizás porque no se lo haya propuesto. El profesor Vásquez Manzano me pidió que volviera a hablar de este asunto, y con mucho gusto y sobre todo con gran respeto, he aquí mi aporte.

Pretender hacer una lista de las impropiedades más frecuentes en las redes sociales y en los grupos de WhatsApp conllevaría el riesgo de que quede incompleta; pero de lo que lo que no tengo dudas es de que unas cuantas se han arraigado y han hecho metástasis en muchas áreas, por lo cual la cura se ha tornado un tanto difícil; pero aun así, no está ni estará demás insistir.

Muy conocidas son las formas ahí, hay, ay halla, haya, alláaya, que muchos utilizan de forma incorrecta. Se dejan llevar por el parecido en el sonido de algunas de esas, y por eso escriben: «Espérame hay, que quiero darte una información»; «Ay que esperar la decisión del jurado»; «El candidato no haya la forma de convencer a los electores», «Aya está la casa de la que te hablé»; «Espero que no aya problemas y le admitan la solicitud», en lugar de: «Espérame ahí, que quiero darte una información»; «Hay que esperar la decisión del jurado»; «El candidato no halla la forma de convencer a los electores»; «Allá está la casa de la que te hablé»; «Espero que no haya problemas y le admitan la solicitud».

A esa gama se ha sumado la frase o sea, que equivale a es decir. Muchos redactores profesionales y no profesionales no la usan de forma adecuada, y por eso es frecuente leer osea y ósea, en lugar de o sea, que es la forma adecuada.

Es prudente comunicarles que osea es del verbo osear, que significa espantar las aves, y ósea es lo relativo a los huesos.

Algunos lectores podrán decir que los ejemplos mostrados son arbitrarios, pero no es así. Muchos los tomé de publicaciones en Facebook, Twitter, Instagram y de grupos de WhatsApp; aunque usé otros figurados, pero posibles, que ilustran lo que les quiero expresar.

Lo cuestionable de todo eso, es que los que más incurren en los deslices, son educadores y periodistas, que por el rol que les corresponde desempeñar, deberían dar ejemplo de buen uso del lenguaje escrito.

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