Icono del sitio EL News de Venezuela

Reflexiones en familia

Queridos amigos y hermanos, los seres humanos generalmente sentimos la necesidad de ser vistos y reconocidos; tan así, que muchas personas que “ayudan” al prójimo, hablan en cada esquina de lo que hicieron y hasta tienen el tupé de decir que eso que hicieron solo quedó entre Dios y ellos.

Hoy en Reflexiones en Familia, y bajo la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, vamos a reflexionar sobre una maravillosa palabra, que en Mateo, capítulo 6, versículos del 2 al 4 dice:

“Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”

Amados hermanos, Jesús predicó con el ejemplo sobre el obrar gratuitamente, sin esperar recompensa, y es por ello que su enseñanza nos invita a que cuando ayudemos a algún necesitado, no lo divulguemos ni nos vanagloriemos por eso.

Todo creyente no debe ser vanaglorioso; nada de lo que hagamos debe ser para que digan lo que hicimos, sino más bien que digan: ¡que glorioso es Dios, que produjo una transformación en la vida de fulano de tal!

El Señor nos exhorta a ser humildes, y aún más en el propósito de dar; pero los hipócritas o falsarios no buscan la gloria de Dios al hacer una obra, sino que buscan su propia gloria.

Al vanagloriarnos no tendremos recompensa del Señor por las buenas obras que hagamos, porque para que sea activada, es necesario que esas buenas obras sean hechas para la gloria de Dios.

¡Al vanagloriarnos, desactivamos las bendiciones del Padre Eterno!

La Palabra nos exhorta a no hacer algarabías de vanidad; nos dice que no toquemos trompetas para ser exaltados por los hombres; y si usted y yo lo hacemos, el único reconocimiento que tendremos será del hombre; pero del Señor, que es el más importante, no lo obtendremos.

Al dar, al ayudar, al hacer un favor o buena obra; al prestar apoyo a alguien debemos hacerlo con discreción, para que ni la izquierda se entere. Debemos tener solo a Dios como testigo, porque es para su Honra y Gloria.

Amigos y hermanos, el Señor nos insta a ser desprendidos y generosos, y a que no sólo pensemos en nosotros mismos. Nos recuerda que afuera de las paredes de nuestro yo, hay personas que nos necesitan.

Humanamente, dar o ayudar totalmente en secreto es muy difícil; pero lo que sí puede ser más fácil, es hacerlo sin trompetas para llamar la atención, o sea, sin nada de shows, de manera única y exclusiva para la Gloria del Padre que está en los cielos «y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público».

Dios en su misericordia nos recompensará en el presente y también en la eternidad, y es por ello que no debemos detenernos solo en el presente, como si todo lo fuéramos a recibir aquí; los creyentes tenemos por cierto, que en el juicio final vamos a ser reconocidos públicamente con la recompensa de la vida eterna, de parte de nuestro Padre.

Hermanos, Jesús es nuestro más grande ejemplo de ayudar, dar o servir al prójimo, y poder nosotros ser un instrumento para ello, incluso con lo poco que podamos tener, es nuestra mayor bendición; por ello, Jesús dispuso una bendición para el dador secreto, gozoso y compasivo, que en Hechos 20:35 dice: «En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.»

Eso sí, no debemos hacerlo de forma equivocada anunciando y tocando trompetas delante de nosotros, en busca de ganarnos los aplausos, el reconocimiento y los elogios del hombre, sino del Eterno; no demos con la derecha y anunciemos con la izquierda, ya que es una actitud de hipocresía, y a un hijo de Dios no le debe interesar ninguna adulación humana; solo le debe interesar hacer la voluntad de Dios.

Para finalizar, te invito a que pruebes si no lo has hecho, a dar o prestar ayuda de manera anónima, sin recibir ningún reconocimiento ni aplauso terrenal a cambio, y te aseguro que vas a sentir un eterno peso de Gloria.

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;  sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”
Colosenses 3:23-24

*¡Bendiciones infinitas para todos!*

Salir de la versión móvil