Nota buenísima: Nuestro saludo a todas las madres en este día que para ellas es tan especial. Un abrazo a las que tengamos cerca y una oración plena de amor para aquellas a quienes El Señor ha convocado a Su Reino.
Petro devaluado
La Ronda
No aludimos al cripto-petro de Maduro, que lo desbancó con -eso confiesa- 21 mil millones de dólares a través de la superintendencia de criptoactivos. De eso se habla poco (da hasta pena) porque, además de la tibiera por haber sido desfalcado por su propio equipo casi íntimo, que se llevó, tal vez, la última acumulación en grande de dólares de la nación, asignada por la gracia del poder, a quienes lo detentan. Pero no. Es al otro Petro al que nos referimos. Al Petro que casi se erige en gerifalte de Colombia, pero que antes de poner orden en su casa se dedicó a jurungar esquineros en ranchos vecinos y creyó oportuno, alear su presidencia, con un liderazgo mundial, o tal vez regional, reservado solo para líderes. En “Ensalada” y también en “Bocadillos” hemos alertado sobre las ínfulas sobrevaluadas del Dr. Gustavo Petro, que lo han hecho descender de un bastante sólido pedestal (80%) sobre el que amaneció el 8 de agosto pasado, hasta la exangüe base (36%) que ahora sustenta un gobierno, tal vez el más enrevesado gobierno de Bogotá en toda su historia, que aún, a tan temprana altura, no pasa de ser un mal *chiste* para algunos políticos de alto vuelo que observan, entre estupefactos e inquietos, el resultado que (no) se está obteniendo del mandato de Petro. Su más reciente brete, injustificado a todas luces, con el Fiscal General de Colombia, Dr. Francisco Barbosa tiene diferentes lecturas. Podría pensarse que fue un pelón de bola, pero en esos niveles tal yerro es casi inexistente. Muchos juristas a su alrededor, y en Colombia, los hay, y muy buenos, que no le permitirían jugarse esa carta gratuitamente. Petro lanzó los dados buscando que las cortes y poderes públicos de su nación fueran laxos, genuflexos y tarifados como los nuestros. Pero como diría LHC, _“El muchacho le salió respondón”._ Barbosa _enguacaló_ a su familia para el exterior a fin de evitarles la muerte (lo dijo) y se quedó en la capital neogranadina contrapunteando con Petro en sol mayor. Éste, el señor presidente, no satisfecho con la respuesta de Barbosa, apoyada en dictámenes de la alta corte colombiana y de los más versados jurisconsultos de ese país, insistió en que ser jefe del Estado da para todo, (¡pregunten a Maduro!) por lo que, según su criterio, Barbosa debía inclinar la testuz ante su magnificencia. Nuevos asesores, al fin, lo hicieron entrar por el aro y aceptó la majestad, independencia y cualidad jurídica del Fiscal y las cortes. Y el barullo fue de tal magnitud, que en la protesta multitudinaria celebrada en sus narices, en la Plaza de Bolívar, antesala del Palacio de Nariño, la foto más altamente izada fue precisamente la de Francisco Barbosa, a quien se husmea como próximo presidente de Colombia. Al menos, Uribe Vélez, igual de respondón que Barbosa, lo vio con afecto político, y los éxitos de Uribe ante quienes han intentado descalabrarlo, agigantan su figura, lo que traduce, por vía directa, un aval muy importante si decide apalancar a Barbosa. Petro debe esperar hasta el año próximo, para enviar a las cortes la terna de candidatos que él sugiere para que uno de ellos sea el nuevo Fiscal General. Si repetir no está impedido (lo ignoramos), una jugada inteligente de Petro sería incluir a Barbosa en la terna, que casi seguro sería ratificado por las cortes. Pero Petro es un espécimen de esos que Rafael Ramírez bautizó como “rojo-rojito” y sabemos que en esa secta (que lo es), no se permite el acceso a paganos. Y en ese momento, apenas faltará un año para que se encienda el pebetero electoral y dos para que Petro entregue lo que la historia colombiana registrará como el peor gobierno del vecino y fraterno país, visto desde el ángulo irrelevable de su productividad. Aparte de conflictos, cumbres inútiles y comités para pacificar a narco-guerrilleros, nada habrá hecho por Colombia, lo que percibimos, porque ya marcó su rumbo y Colombia no elegirá un nuevo ejemplar de este circo socialista, al menos hasta olvidar la presidencia de Petro.
Venezuela
Hemos escrito que nos resulta capcioso el empecinamiento de Petro con nuestro país. Recientemente celebró una cumbre (¿alguien la recuerda?) con otros 19 países, para encontrar fórmulas que permitieran destrabar el nudo gordiano de Maduro y el chavismo gobernante. Anticipamos que de allí no saldría humo blanco y así resultó. Un par de días eufóricos de abrazos, copas, exquisiteces y hasta alguna esmeralda habrá obsequiado Petro a cada jefe de país. Pero nada más. Y ante ese evidente fracaso, Petro visitó de nuevo a Maduro, hace una semana, para proponerle su intermediación con la Plataforma Unitaria (fue específico, nada de alacranes) a fin de morigerar los tensos ambientes previos al 2024 y diseñar un proceso electoral que reciba aprobación de países civilizados. Dicen, no nos consta, que Maduro no estuvo muy sintonizado con esa irrupción de Petro en asuntos internos de Venezuela. Es posible que sea cierto, aunque no se haya dicho en público. Pero sí, aseguran colegas palaciegos (que no dan palos de ciego) que Maduro le exigió a Petro “bajarle dos” al tema de los guerrilleros y descartar absolutamente la presencia de Álvaro Uribe en esas discusiones, aunque posteriormente, el ex presidente tuvo una junta con su tocayo Álvaro Leyva, canciller de Colombia, en la cual, dos de los cinco puntos, se refirieron precisamente al ELN y a las Farc, y Uribe le entregó a Leyva, registros planimétricos (Googles Maps) donde se observa sin ápice de dudas, la ubicación, con coordenadas y hasta un fogón humeante, de los campamentos guerrilleros que habitan en nuestro territorio, protegidos por la Fanb y coordinado todo, en nombre de la revolución, por un guabinoso capitán de navío, paisano de nuestro colega Francisco Frasso, mutado en filósofo, protegido de Hugo Chávez y convertido en la pesadilla de los pobladores de Apure y otros estados.
En pocas palabras, esta es nuestra radiografía de un nuevo fracaso de la izquierda guerrillera, evolucionada en política, con el solo propósito de escalar la presidencia por vía democrática, lo cual, al lograr, convierten en una fracasada seudo-revolución, que intenta, con éxito en algunos casos, perpetuarse en el poder. A estas alturas, Petro sabe que no podrá lograrlo, ni con un alter ego extraído de la manga. Una vez ido de Nariño, baja el telón. Por ello sus infatigables esfuerzos para hacerse universal con la mirada puesta en la OEA, aunque tal vez se conforme con la Unasur que Rafael Correa devaluó a fuer de mangua izquierdosa.
José Angel Borrego.
