Rafael Quiroz

(Nota: esta Ronda la escribimos el domingo pasado, pero preferimos darle paso al trabajo del Dr. Rafael Quirós. No solo no ha perdido vigencia, sino que el señor Gustavo Petro anda preparando ahora una cumbre con autoridades venezolanas y la Plataforma Unitaria. Fin de mundo..!)

Aquella vez estuvimos de acuerdo con Hugo Chávez. Creemos que fue la cumbre celebrada en Argentina, en donde el Rey Juan Carlos,*con arrogancia impropia, olvidando el peso de la Historia, le espetó al presidente venezolano: _“Oye, ¿por qué no te callas?”_ Chávez jura no haber escuchado aquella reprimenda, y lo creímos, porque ocupando el mejor sitial del podio económico y con el liderazgo que ello reditúa, nuestro locuaz jefe de Estado no habría dejado pasar el insulto sin darle salpimentada respuesta, aunque hubiera ocasionado la ruptura de relaciones diplomáticas, porque*así gobernaba el hijo pródigo de Sabaneta de Barinas. El barullo asordinó la poco amistosa regañina de Don Juan Carlos, el asunto no pasó a mayores y tal vez haya sido allí, en aquél improductivo momento, cuando Chávez se sintió hastiado de cumbres y dijo que no asistiría a otro de esos encuentros porque no aportaban nada. Repito, por aquella ocasión coincidimos con Chávez sobre la *inutilidad* de las cumbres, posición que se mantiene invariable, porque hasta ahora, unos *20 años más tarde,* aún no hemos tenido la fortuna de conocer *un* hecho valioso derivado de una de esas convergencias de inutilidades hispanoamericanas, que acuden a costosas reuniones por cuenta de sus Estados, solo a turistear, a intercambiar regalos, a tomarse la foto en cambote, a disfrutar de exquisitos tragos, canapés y exóticas comidas, pero a retornar a sus países con el talego, no solo vacío de buenos propósitos, sino además recargado de *próximos compromisos* similares en inutilidad. No obstante, no se necesita realizar cumbres para perder el tiempo. Al menos en nuestro país los presidentes, otros gobernantes y políticos en general, lo hacen cada día. Simulan agendas repletas de trabajo, lo más usual, mientras sacan crucigramas. Y, aun así, creemos que esos eventos podrían resultar altamente beneficiosos para las naciones que honorable y vehementemente buscan lo mejor para sus gentes y sus pueblos. Que sepamos, al menos las cumbres del *G7* son productivas y provechosas para tan selecto grupo (siete del planeta tierra) y para quienes inteligentemente buscan la sombra que ofrecen árboles de prolífico ramaje.

*Agenda.*
El secreto de una Cumbre y de toda convocatoria para tratar asuntos de interés público y/o colectivo, radica en *la bitácora.* Lo que se extraiga de ella para la discusión necesita contener la más amplia factibilidad de *obtener respuestas.* Y previo a la reunión de los bicácaros, equipos de expertos de cada gobierno, analizan los pormenores del factor que apalanca la convocatoria de la Cumbre. Esto, con el fin de que los jefes de Estado o gobierno, solo porten el *breve discurso* del asunto a tratar, para evitar pérdidas de tiempo a costa de sus erarios. En síntesis, los gobernantes apretujan en sus carpetas los temas, sus opciones, e ideas concreta. Rutas aceptables o negociables. Y *logros.* Esto último es lo sustancioso. La Cumbre debe generar logros. Cada país debe llevar a sus pueblos *soluciones* a los problemas comunes de quienes se involucran en la cita. Y ello es beneficioso, cuando esa agenda contiene puntos realmente solubles con la inteligencia que suponemos en los políticos que nos gobiernan. ¿Qué sucede cuando no es así?

*Bogotá.*
Petro sabía de antemano que *no podía* arreglar el problema de Venezuela. No solo lo supo, sino que además lo reiteró en su última reunión con Maduro en Miraflores, par de días atrás. Pero Maduro no rechazó la propuesta, aunque sabedor de su inutilidad, porque los *escándalos de corrupción* habían desbordado la represa y hasta ese momento, solo tenía opción de ocultar lo de Pdvsa con *otro* foco de corrupción, habida cuenta de que la agenda de Miraflores no contiene nada que interese al
país nacional. En tal virtud, *Petro y Maduro,* cada uno por su lado, pero cada uno convencido de la imposibilidad de lograr resultados, decidieron que Petro celebrara su Cumbre particular e invitara a *19 países* para que hicieran comparsa a su presunta preocupación por la suerte de Venezuela.

Algunos invitados, gente seria, es posible que acudiera con cierta expectativa por lograr, aunque fuere un mínimo resultado. Pero Petro solo necesitaba *utilizar la Cumbre* como la alfombra bajo la cual esconder la basura en que se ha convertido su gobierno. ¿Le resultó? Aparentemente *no.* Las impresiones recogidas por periodistas internacionales no revelan conformidad con el sínodo de Petro. Y para colmo (diría Petro) se le ocurre a *Juan Guaidó* ingresar en territorio santandereano, como un migrante más de los millones que han invadido a Colombia en estos últimos tiempos, y como dijera el canciller *Álvaro Leyva,* “de forma irregular”, lo que, según criterio del ministro, lo obligaba a expulsarlo de Colombia y convenció de ello a Petro. Pues bien, como *Jesús,* devolvieron al nuevo Lázaro a la vida. Guaidó cobró energías globales que se habían vaporizado de su carisma y hoy es *víctima* de Petro y niño consentido en Estados Unidos, o al menos de buena cantidad de empingorotados políticos norteños.

*¿Qué buscaba Petro?*
Aprovechar la crisis venezolana para codearse con *nata* internacional. *Usar,* en el más ruin significado del vocablo, la buena fe de 19 mandatarios extranjeros, para convencerlos de que, una Cumbre en Bogotá, podía exorcizar los fantasmas que *invisibilizan a la democracia* venezolana. Atraer sobre sí los flashes de la prensa mundial y que se le viera como un *estadista* muy superior al común de los poco cultos gobernantes latinoamericanos. Pero por encima de todo, Petro quiso, o pretendió, que el *pueblo colombiano* olvidaría que luego de ocho meses en el Palacio de Nariño, *no ha hecho absolutamente nada* para segar purulencias. Los problemas se multiplican y la magia económica de Petro (el economista) se esfumó. Petro intentó, con el magro resultado de la Cumbre, dar respuesta a los miles de manifestantes que protestan en calles bogotanas…por ahora y amenazan con hacer nacional la confluencia de inconformidades. Petro quiso agigantarse y hoy es más *enano* de lo que tal vez jamás pensó que podía ser. Aun así, repito, *es posible consensuar,* alguna vez, una cumbre que produzca soluciones, sin tanto alboroto insustancial. _“La culpa *no* es del ciego…”_

José Angel Borrego. (0414-8187722)

Por The EL News

Enrique López Alfonzo Director - Editor The EL News.com Premio Latinoamericano de Oro Periodista de Investigación 2021 ÷584245428120

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