Después de ocho años sin verse las carátulas, coincidieron en Bruselas los jefes de Estado y gobierno de la Unión Europea con países latinoamericanos y del Caribe. Pese a la algarabía de alguno que otro, no fue una gran cosota. Más importantes (mucho más) resultaron reuniones privadas entre muy meticulosos suramericanos expertos en marketing, con potentados de la industria, como el caso de Chile por su Litio, que, además, aunque los creemos apresurados, logró buenos acuerdos. Agreguemos que Chile este año podrá cerrar cuentas con solo 4% de inflación anual, luego de haberse disparado el año pasado, rumbo al 14%. Brasil quiso imponer su juego doble, de saberse grandote y pretender actuar como tal, pero Enmanuel Macron le paró el trote: “O firmas garantizando que no habrá nuevas talas y/o ecocidios, o no importamos tus productos”. Ello obligará al gigante amazónico a morigerar sus apetencias, para lo cual solicitó 4 semanas. Ah..! y Lula se postuló como jefe de campaña de Maduro. Quiso liar a Delcy Rodríguez con algunos parlamentarios y diplomáticos europeos, pero su proxenetismo no excedió del par de besitos a un mismo personaje (Pedro Sánchez), tal vez presionado por su anfitrionía y ser convocante del evento.
Sin embargo…
No escuchamos una voz (ni una sola) en nuestro país que expresara alguna frase sobre esta cumbre. Ignoramos si para los políticos fue solo otra pérdida de tiempo, o carecen de pegada para criticar, para bien o para mal, la cita entre quienes se creen los más relevantes hombres del planeta. Pues bien, para nosotros, simples ignaros en materia de Estado, esta Cumbre, fue o debió haber sido positiva. (En una ocasión concejales venezolanos visitaron Europa para observar sus jardines y ver si podían imitarlos). Después de ocho años sin establecer un contacto múltiple, desde luego que lograrlo, es loable al menos. De la inteligencia de los visitantes a Europa dependerá que haya resultado positiva la travesía. No todo pudo ser turismo (que vale la pena). Alguna idea debe haber exudado el cerebro de nuestro canciller o del ministro Tellechea para pescar incautos o ricachones que desean convertirse en petroleros, que los hay. Ignoramos, por la opacidad recalcitrante del gobierno, si se envió al Ministro de Turismo, pero le habría resultado cómodo captar el interés, al menos de Islandia, Suecia, Finlandia y otros países donde la gente se congela. O, a Castro Soteldo, para que vea sembradíos y pecuarios reales y no los conucos y gallineros, que promueve y loa. Pero también para invitar a que se pruebe el cacao y el café, venezolanos, rubros muy costosos en la vieja Europa, pero que no por ello dejan de consumirse. Y de tan variada oferta, ambos, que podemos exhibirlos. Sin pretender (guillo) que se haga pública nuestra potencialidad en Coltán y otros “minerales raros” que son la caleta de Maduro. En tan breve síntesis, sí, esa Cumbre pudo haber sido positiva, también para Venezuela y para una verdadera Celac.
El cascabel.
Apenas se sabe de nosotros por la CPI, ahora por la fritanga de Pollo Carvajal que se oficializó ¡al fin!, esta semana y alguno que otro nada agradable acontecer. Ya Lula habló del fastidio del tema electoral y nadie agregará una pizca de chirel al chorro milmillonario estafado a Pdvsa. No queda nada que decir. Somos un país casi inexistente y lo grave es que conteniendo tantas fortalezas no haya quien las haga bandera. Y no nos referimos al equipo de ligas menores de Miraflores y los partidos.
Se puede sustituir la mordaza que aplica el gobierno, asumiendo iniciativas inteligentes para avanzar. (Desde luego, u obvio, ajenas a los políticos). Radio y TV, imposible, pero hay otras factibilidades a bajo costo, al menos para proveer a las instancias inteligentes, material de consumo futurista que nunca se verá en la pantalla chica ni hará titulares en la simulada gran prensa. Pero, insisto, hay fórmulas para vadear esa muralla de imbecilidades que maneja el factor informativo y comunicacional del gobierno.
(Léase, Conatel y el Ministerio de Información). Pero hace falta la voluntad patriótica de quienes pueden financiar esta aventura (que lo es) y hacerla una enorme piedra en el zapato gubernamental. (Los margariteños dice que perro cobarde no hace perrito, y eso es cierto).
La maleabilidad permisiva del gobierno ha permitido que el quejumbroso sector comercio practique modalidades que afectan al ciudadano, con el propósito de pecharlos cada vez más. Pero sabemos que el comerciante siempre logra escurrirse de mucha norma burlando la voracidad fiscal (y lo aplaudimos). Podría destinar parte de ese “ahorro” a gestar el futuro que aguarda y que los poderosos buscan que caiga del cielo. No sucederá por las malas (eso aspiramos), pero por “ciertas buenas” puede lograrse.
José Ángel Borrego.
