Es oir, escuchar el reclamo popular con disposición de servidor público, sin poses arrogantes ni soberbias, impropias de un representante democrático, es practicar la democracia en la vida social y política, tomando decisiones con la participación de la ciudadanía, respetando su opinión mayoritaria y acatándola, es erradicar las imposiciones a dedo, antidemocráticas, cogolléricas, centralistas y ajenas al sentimiento real de la gente, para elegir y ser electo, es darle validez práctica al concepto de soberanía popular, que reside en el pueblo y que se expresa mediante la participación efectiva a través del sufragio, del voto sin fraude, transparente y limpiamente, es la plena autonomía de las regiones y los municipios, para darse su propio gobierno, es la descentralización política y administrativa que hace posible el gobierno más cerca de la gente, para la eficaz respuesta a las necesidades de la gente, del desarrollo, los servicios públicos y las distintas actividades del estado, el gobierno, la sociedad en general y la comunidad en particular, es no prometer una conducta, una actitud y hacer todo lo contrario, es ser cierto con la promesa y la conducta que se espera de un buen representante, verdaderamente decente, útil y servicial, es erradicar las prácticas corruptas en el manejo de los fondos públicos y la ejecución de las obras sin sobreprecios y materiales de mala calidad para obtener enriquecimiento ilícito, sobre la base de negocios turbios, contrario al interés público general.
(Segunda parte. Continúa)
Simón Valdez
Ex Alcalde de Mérida