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«Una gran pregunta conlleva a una gran investigación», Por David Figueroa Díaz


Cuando se incurre en una falta, lo cortés y lo valiente es pedir disculpas, aunque hay quienes, sin ningún argumento y con cierta dosis de autosuficiencia, aseguran que las disculpas no se piden, sino se dan. No tengo dudas de que se piden, y por eso les pido disculpas al equipo de redacción de este importante de comunicación social y a los seguidores de este trabajo de divulgación periodística, por la ausencia de la semana pasada.

Los jueves por la noche o a más tardar en las primeras horas de los viernes, me dedico a redactar el acostumbrado comentario lingüístico de los sábados, con el deseo de que haya el suficiente tiempo para que sea revisado y editado, en virtud de evitar los gazapos, esos «duendecillos» que le desazonan el día aun al más indolente de los seres humanos.

Con las constantes fallas en el fluido eléctrico, que por supuesto afectan a las comunicaciones vía Internet, es casi imposible mantener la regularidad, por muchas previsiones que quieran tomarse, pues las interrupciones en Venezuela son una calamidad, y cada día aumentan, por fallas o por racionamiento. A todas esas, reitero la disposición de hacer lo que esté a mi alcance para tratar cumplir la tarea. ¡Gracias!

El tema de hoy está condensado en el título de este artículo, que lo copié textualmente, y por ello que el entrecomillado sea obvio. Corresponde a la promoción de una serie basada en la investigación criminal, que transmite el canal estadounidense A&E, cuyo doblaje al español, junto con la promoción, se llevan a cabo por una empresa chilena.

Vale acotar que Chile y México son los países en los que mayormente se hace este tipo de trabajo, aunque en los años más recientes, Venezuela se ha hecho sentir, al punto de que en muchas producciones dramáticas, infantiles y contenidos publicitarios, están las voces de excelentes profesionales de mi país, en donde, sin sonrojarme, digo que hay talento para exportar. Santiago Duarte y Tinedo Guía, entre otros, son el vivo y digno ejemplo.

Ahora, ¿qué tiene de malo que la traducción se haga en Chile? ¡Pues, a simple vista, nada! Pero si desean saber mi parecer, les diré que en ese país, con contadas y honrosas excepciones que se distinguen muy fácilmente, el buen uso del idioma español no es la mayor preocupación, lo cual se colige del lenguaje chabacano que se emplea en los noticieros, en los programas de opinión, deportivos, en los mensajes de interés comercial en televisión y en el habla cotidiana.

Dicho sea de paso, toda o casi toda la producción de los canales de televisión de Estados Unidos para Hispanoamérica, es doblada en Chile. Pero no es eso de lo que quiero hablarles, sino del mal uso del verbo conllevar, que ingenuamente creí que era exclusivo de los venezolanos. De este asunto he hablado en reiteradas ocasiones, y hoy una vez más vuelvo sobre él con la finalidad de aclarar las dudas.

El parentesco entre los verbos conllevar y llevar, de los que muchos redactores profesionales y otros no profesionales piensan que son sinónimos, favorece la creencia en que podrán usarse indistintamente. Eso no es cierto. Hay entre ellos una marcada diferencia que conviene distinguir para no confundirlos.

Conllevar, entre otras acepciones, alude al hecho de que una cosa ocurre o pudiera ocurrir de forma aparejada con otra, como por ejemplo, si se quisiera expresar que «el aumento del costo del pasaje del transporte público conlleva el riesgo de una protesta masiva». Es fácil entender que si aumenta el costo del pasaje, también aumentaría la posibilidad de que haya una protesta masiva. Sobre este asunto existen muchos ejemplos aclaratorios, que si les presta la debida atención, ayudarían a disipar las dudas y contribuirían para que no se le confunda con llevar, aunque sean parientes muy cercanos.

En el caso de «Una gran pregunta conlleva a una gran investigación», lo impropio está en haber usado la preposición «a». La intención del redactor de la frase, fue decir que una gran pregunta lleva consigo, lleva aparejada, de forma paralela, va de la mano o es igualmente proporcional a la posibilidad de que exista una gran investigación, solo que no supo expresarlo.

Los redactores deben tener siempre presente que conllevar no significa llevar, conducir o guiar a, sino llevar con. ¡Esa es la diferencia, anótenla!

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