– Cierra otro año, el décimo desde que Nicolás Maduro arribó al poder, ¿Qué balance haces de este año en materia económica?

En términos generales, 2023 cierra con una economía con un comportamiento estacionario, caracterizado fundamentalmente por el rezago de los salarios, la ausencia de crédito, la asfixia tributaria que vivieron las empresas -sobre todo durante el primer semestre del año-, que llevó a la necesidad de discutir una ley de armonización para que la voracidad tributaria no limitara la expansión que habían tenido algunas áreas en 2021-2022.

Es preocupante que registremos más de 630 días sin aumento del salario mínimo pensiones y jubilaciones, eso ha rezagado el consumo, porque más allá que el Gobierno haya otorgado algunos bonos, que haya bonificado el ingreso de los trabajadores, eso no compensa el deterioro de su consumo.

Un empleado público que recibe salario mínimo y otras bonificaciones, puede tener un ingreso mensual aproximadamente -entre el bono de guerra, el bono de alimentación y el salario mínimo- de unos 73 dólares, mientras que la cesta alimentaria, según datos del CENDA ronda los 492 dólares y según el Observatorio Venezolano de Finanzas está sobre los 380 dólares. Basado en ello, el ingreso puede estar cubriendo apenas un 10% o 18% del costo total de la canasta alimentaria.

La marcada caída del consumo en 2023 no permitió crecimiento económico. En 2021 y 2022 la variable fundamental que impulsó el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) venezolano fue el consumo, pero esta variable, que comenzó a ralentizarse en octubre del 2022, cayó en el primer semestre 2023. Pudiéramos estar registrando un PIB en torno a 1%, 0,5% o -1%, entonces entra la definición de que será un 2023 estacionario en términos del PIB.