Ronda Dominical: Fedecámaras, Por José Ángel Borrego

_”Qué es Fedecámaras”_ nos preguntó un ex alumno de la USM, hoy buen periodista y maniático estudioso. La información que manejábamos, nos permitió una respuesta sencilla: *“Un Club”.* Lo fue antes, cuando hubo presidentes de la talla de Marcial Rafael Garmendia, Adán Celis, Carlos Sequera Yépez, Jorge Roig y muchos que se solapan en el recuerdo, porque, pese a que estos generales asumieron sus presidencias con mucha hidalguía, sentido venezolano, cañones de diverso calibre, vozarrones inmutables y visión de futuro, Venezuela, como país, en esos momentos *no requería* de una *UCI.* Tampoco hubo prosecución o enlace en sus andanzas. Cada uno fue un Quijote, con su Sancho Panza particular, poco adeptos a la complejidad comunicante, aun de las políticas del gremio, que se supone (supone uno) que son las mismas para un mismo país. Sin embargo, en esta ocasión, cuando percibimos que *Adán Celis* podría ser el nuevo presidente del ente patronal, rogamos al Creador que *ni* se le ocurra revisar el rastro de sus últimos antecesores. (Opaque el retrovisor).

*Fedecámaras.*
Rimbombante apelativo para tan limitada oferta. Un país, el nuestro, por caso, esperaría algo más que una cúpula de empresarios o CEOs disputándose un cetro, inocuo para la nación. Y existe “ese mucho más” para columpiarse en el debate que puede ofrecer el empresariado. Se comprende el temor al reactivo que utiliza el mandante, pero hay fórmulas *¡las hay!,* para conjurar incluso la suma de todos los miedos. Y con la participación del empresariado, claro que es posible. Estos 24 años (por ahora, diría Chávez) demuestran al empresariado y específicamente a Fedecámaras, que no vale la pena esperar por la buena voluntad de prójimos poco cristianos.

*¿Qué hacer*?
Decida usted, Dr. Celis. Lo existente *no* es idóneo, por tanto, se precisa, no de reingeniería, sino la arquitectura de un *nuevo* bastión de luchas. Alguien tuvo la idea, romántica tal vez, de crear estructuras locales y en cada estado tenemos una Fedecámaras regional. ¿Exhibe alguna utilidad? No, que sepamos, y nos disculpamos con Mónica Lofredo, quien muy por encima de ser periodista, es excelente amiga. Pero ella misma confesó no tener autonomía de actuación. Algo similar (casi) nos riposta Chucho Irausquín en Margarita, en ocasión de serle desdeñada su invitación a un candidato a gobernador. _“Hacemos lo que Caracas decide”._ ¿Entonces, para qué la pantomima? Preguntamos: ¿Ha avanzado en algo el estado que representan gracias a Fedecámaras? Lo dudamos. Y por ello, con la venia de Mónica y Chucho, pediríamos a *Adán Celis* algo muy próximo al “borrón y cuenta nueva”. Créame, doctor Celis, no hay de otra. (O tal vez sí, pero bajo distintos parámetros).

Venezuela *no* dispone de políticos. Nos referimos a aquellos líderes de hace apenas tres o cuatro décadas, que no solo producían piezas discursivas merecedoras de vítores, sino que a través de órganos del *parlamento* obligaban al gobierno a gobernar. Y por vía de medios de comunicación, particularmente impresos, cambiaron cursos y recursos de diversa índole en función de esto que mal llamamos Nación. ¿Recuerda usted, Dr. Celis, en los últimos 24 años un gesto similar? No, porque no ha existido. Aquí tuvimos a un autócrata por 14 años, que al final testó, medicado con fármaco-alucinógenos cubanos hasta los tuétanos, errada y erráticamente.

*¿Qué sugerimos?*
Abrir Fedecámaras al país, porque lamentablemente no hay un partido, *¡ni uno solo!,* que pueda calificarse de tal. ¿Qué hará el gobierno, perseguirlos? No puede. No existe tanta capacidad física y menos intelectual para acometer esta barrabasada. ¿Es necesario asumir costos económicos? Desde luego que sí, pero resultarán menos onerosos que los que ya se pagan y los que se agazapan poco adecuados en el portafolio del gobierno. Podría darse una pelea democrática si los venezolanos contamos con demócratas, no de verbo, sino de acción. Y pese a la belicosidad de este exhorto, créame también, Dr. Celis, que la invitación no es a confrontarnos salvajemente, sino a disputar ideas ante la comunidad pensante. Eso, es más que posible y podemos demostrárselo.

José Ángel Borrego. (0414-8187722)