La historia relata qué Dios sentenció a la humanidad a muerte, se agrado en Noe y le encomendó qué construyera un arca, donde entraría: Noe, su esposa, sus hijos con sus mujeres y los animales; hasta que no acabó de edificar el arca, no vino el diluvio qué inundaría al mundo entero.
Dios designó al Rey Salomón para edificar un Templo, la Gloria de Dios no descendió hasta que no hubo acabado la edificación, esta Gloria era tal, qué no permitía qué los sacerdotes ministraran.
Estos pasajes en el antiguo testamento nos pueden servir de sombra y figura de lo que esperamos hoy; en la carta a los de Efeso en el capítulo 2 versículos 20-22, nos muestra que debe haber una edificación (El Cuerpo de Cristo) bien coordinada, qué produzca un crecimiento hasta completarse un edificio para que Dios venga a morar, y de seguro, al estar ahí morando se manifestará una Gloria evidente del Señor como vemos en el templo de Salomón.
Por circunstancias históricas, podemos deducir qué esta edificación ha sido interrumpida y afectada, pero Dios no ha dejado de un lado su plan de hacer Su Templo (la Iglesia Gloriosa), y en este sentido, ha traído una plataforma de edificación para superar los embates de la historia y que permita establecer las bases para seguir edificando de manera corporativa Su Templo Santo y así manifestarse de manera Gloriosa en este edificio.
El Ministerio de la Palabra es esta base, por cuanto su propósito es conglomerar a todos los Ministros encargados de esta edificación.
Es hora que acudamos todos los Ministros de la ciudad a seguir en esta edificación para que el Señor venga a buscar: SU IGLESIA GLORIOSA, SIN MANCHA, SIN ARRUGAS NI COSA SEMEJANTE.
Así como el arca de Noe, hasta que no hubo acabado no vino el diluvio.
ACABEMOS LA OBRA.
Por Pastor Andy DaSilva. Guanare. Venezuela.
