Icono del sitio EL News de Venezuela

Un llamado a la transformación, Por Dip. Omar Ávila

En Venezuela, el derecho a la educación está consagrado en la Constitución como una responsabilidad del Estado. Sin embargo, la situación de los trabajadores de la educación en el país presenta un panorama desafiante que afecta no solo a los docentes, sino también a la calidad del sistema educativo en general, donde la realidad en las aulas suscita serias preocupaciones que van desde la infraestructura hasta la calidad del currículo.

El sistema educativo también se ve afectado por desafíos financieros, evidenciados en salarios bajos para los profesionales de la educación. Los maestros, quienes desempeñan un papel crucial en la formación de futuras generaciones, se encuentran con remuneraciones insuficientes que no reflejan la importancia de su labor. Esta situación no solo afecta la motivación y el compromiso de los docentes, sino que también contribuye a la emigración de talento educativo en busca de mejores oportunidades.

Apenas iniciando el año, el gremio educativo protestó a nivel nacional en las calles por los bajos salarios, que promedia con la reciente corrección salarial –incluyendo las bonificaciones- el 20% de lo que requiere para al menos poder adquirir la Canasta Básica.

El Estado venezolano tiene la responsabilidad de garantizar el derecho a la educación, según lo establecido en nuestra Carta Magna. Sin embargo, la realidad contrasta con este principio fundamental. Es crucial que se priorice la asignación de presupuestos adecuados para el sector educativo como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), asegurando que los recursos se utilicen de manera eficiente para mejorar las condiciones laborales y salariales de los profesionales de la educación.

Otra versión de esta crisis educativa es la desactualización de los contenidos de estudio. La falta de revisión y adaptación de los programas académicos a los desafíos del siglo XXI deja a los estudiantes en desventaja en un mundo cada vez más cambiante y tecnológico. La desconexión entre la educación y las demandas actuales del mercado laboral plantea interrogantes sobre la preparación real de los graduados. Si a esto se le suma el alto costo de los útiles escolares, los cortes eléctricos diarios y la calidad de la internet, estudiar es para muchos jóvenes un gran desafío, porque no suelen encontrar atractivas las ofertas de estudio. Incluso, la deserción escolar es alta, un aula de clases que en décadas anteriores tenía más de 40 alumnos, actualmente no llega en la mayoría de los casos ni a la mitad. Estos problemas obstaculizan la calidad de la educación y la preparación de los estudiantes para enfrentar los desafíos de la era digital.

Los profesionales de la educación merecen un reconocimiento social y económico acorde con la importancia de su labor. La formación de las generaciones futuras depende en gran medida de la dedicación y la calidad de los docentes. Asegurar salarios dignos y condiciones laborales adecuadas no solo es un imperativo económico, sino también un acto de justicia social.

A pesar de las adversidades y las condiciones laborales desafiantes, es fundamental reconocer y elogiar la admirable dedicación de los docentes venezolanos que, día a día, se mantienen en las aulas impartiendo conocimiento. Su compromiso inquebrantable con la educación, a pesar de los bajos salarios y las limitaciones, demuestra una pasión por cultivar el potencial de las futuras generaciones. Estos educadores merecen un reconocimiento especial por su valentía y perseverancia, sirviendo como pilares esenciales en la construcción del futuro del país. Su labor no solo es una contribución a la formación académica, sino un testimonio elocuente de la importancia vital de la educación en la sociedad venezolana.

En conclusión, la situación del sistema educativo en Venezuela requiere una atención urgente. Garantizar el derecho a la educación no solo es una obligación legal, sino un pilar fundamental para el desarrollo del país en el siglo XXI. Desde Unidad Visión Venezuela, abrimos la puerta a una reflexión profunda y a un llamado a la transformación. La mejora de la infraestructura, la inversión adecuada en recursos, la revisión curricular y la promoción de un entorno educativo atractivo y coherente son aspectos cruciales para impulsar un cambio positivo. La educación es el cimiento de cualquier sociedad, y la superación de estos desafíos es esencial para el desarrollo y la prosperidad futura del país.

                  

Omar A. Ávila H.

Diputado a la Asamblea Nacional

Teléfonos: 04125999733 // 04166065484

X e Instagram:@OmarAvilaVzla

Libre de virus.www.avast.com

 

                     

 

Un llamado a la acción

Dip. Omar Ávila

dip.omaravila@gmail.com

www.unidadvisionvzla.blogspot.com

Twitter e Instagram:

@OmarAvilaVzla

Nuestro país se encuentra actualmente en medio de una crisis que ha dejado profundas cicatrices en todos los aspectos de la vida de los venezolanos, y la salud no es la excepción. La situación actual exige una reflexión crítica y un llamado a la acción para abordar los desafíos que enfrenta el sistema de salud a nivel nacional, quizás con algunas excepciones cómo es el caso de El Tigre, en el estado Anzoátegui dónde no solo se llevan a cabo jornadas de atención integral a las distintas comunidades, sino que a las personas de la tercera edad se les apoya de manera permanente con sus medicinas y en el Área Metropolitana de Caracas dónde varias alcaldías prestan servicios de atención primaria de primera para sus habitantes gratuitamente e incluso con un pago mucho más económico para los que no son residentes de estos municipios, cómo por ejemplo Salud Chacao. La realidad es que esto debería ser así en todo el país y a todos los niveles de gobierno.

El deterioro de la infraestructura de salud en Venezuela es evidente y alarmante. La falta de inversión, la escasez de suministros médicos y la migración masiva de profesionales de la salud han dejado a numerosos hospitales y centros de atención en un estado de emergencia constante. Acceder a atención médica básica se ha convertido en una odisea para muchos venezolanos, enfrentándose a la falta de medicamentos esenciales, transporte en ambulancia y servicios de atención adecuados. En fin, el gasto público de salud es el más bajo de toda América Latina y el Caribe, no llega ni siquiera al 1% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que deja claro el poco compromiso del Estado con un derecho fundamental consagrado en nuestra Carta Magna.

Uno de los aspectos más preocupantes es el aumento de las tasas de mortalidad materna e infantil, desafiando las tendencias regionales y globales. Las mujeres embarazadas enfrentan dificultades para acceder a atención prenatal y partos seguros, contribuyendo a un aumento en los casos de complicaciones y muertes evitables. Los niños, por su parte, enfrentan riesgos significativos debido a la falta de acceso a vacunas y servicios de atención primaria. Los cuidados neonatales son un verdadero calvario para los pacientes y el personal de enfermería, debido a la escasez de personal calificado.

Las enfermedades crónicas, como la hipertensión y la diabetes, representan una carga desproporcionada en términos de mortalidad en Venezuela. A pesar de ser de las principales causas de muerte, la atención para estas condiciones a menudo se centra en niveles secundarios y terciarios. Es imperativo redirigir los esfuerzos hacia la atención primaria, mejorando el acceso a diagnósticos, monitoreo y medicamentos esenciales de buena procedencia.

La crisis económica ha llevado a un aumento significativo en la inseguridad alimentaria. Aunque la desnutrición aguda no ha alcanzado niveles de crisis, la prevalencia del deterioro nutricional es motivo de preocupación. Se necesita una estrategia integral que incluya programas de nutrición comunitaria y la integración de servicios de nutrición en la atención primaria para abordar esta creciente amenaza. La falta de poder adquisitivo para comprar una canasta alimenticia balanceada y nutritiva, se deja notar en las afecciones vinculadas al bajo consumo de vitaminas, minerales y otros complementos alimenticios, sobre todo en niños y personas de la tercera edad.

La inversión en infraestructura, suministros médicos y formación de profesionales de la salud es crucial para revertir esta situación crítica. Ciertamente, un área de trabajo tan exigente, deber ser bien remunerada, y lamentablemente eso no sucede en los cargos que dependen de la administración pública. Sin embargo, el sistema de salud en el ámbito privado, funciona con bastante regularidad, pero a precios verdaderamente inaccesibles para la gran mayoría de la población.

El camino hacia la recuperación del sistema de salud en Venezuela es desafiante, pero no insuperable. Se necesitan esfuerzos coordinados entre gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para construir un sistema de salud que sea robusto, accesible y centrado en las necesidades de la población.

La crisis de salud en Venezuela es una llamada de atención para todos nosotros. No podemos permitirnos permanecer indiferentes ante el sufrimiento y el deterioro de vida de los venezolanos. Es hora de unir fuerzas, superar las barreras políticas y trabajar juntos para restaurar la salud y nuestro bienestar.  Desde Unidad Visión Venezuela enviamos un saludo de gratitud y admiración al personal médico, de enfermería, obrero y administrativo de todos los centros asistenciales de nuestro país. También al personal paramédico, bomberos y forenses por su vocación de servicio en condiciones de precariedad y falta de personal en las instituciones de salud pública a nivel nacional.

 

                  

Omar A. Ávila H.

Diputado a la Asamblea Nacional

Teléfonos: 04125999733 // 04166065484

X e Instagram:@OmarAvilaVzla

Libre de virus.www.avast.com
Salir de la versión móvil