Desde hace más de una década hemos visto al primer mandatario nacional buscando culpables para tratar de tapar y justificar la ineficiencia e ineptitud de quienes manejan el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), acusando a terceros de supuestos sabotajes, ataques y todos los defectos que puedan existir, cuando la verdad es que Corpoelec no logra cumplir con la meta prevista de incorporar los megavatios requeridos por el SEN, lo que se traduce en que la capacidad de generación disponible no permite atender la demanda máxima de los usuarios y por ello continúan los problemas de energía eléctrica. Esta situación impone un tope al desarrollo nacional, ya que si no se puede cumplir con la demanda necesaria, mucho menos se pueden incorporar nuevas industrias y servicios.
Asimismo el servicio de agua no es de primera. Por un lado Hidrocentro entrega agua de dudosa calidad a los habitantes de la región. Los barrios de Caracas y los Valles del Tuy tienen un precario servicio de agua potable. Se nos engañó a los caraqueños con la promesa de que íbamos a poder bañarnos en las cristalinas aguas del Guaire. De igual manera nos mintieron con los proyectos como el Maya en La Guaira, Yacambú en Quibor, Lago de Valencia y Lago de Maracaibo, que quedaron en el olvido prácticamente desde que este gobierno llegó al poder. El desarrollo del servicio de agua potable tiene, al menos, 20 años de atraso.
En materia de servicios públicos, el Sistema Metrocable Mariches luego de 12 años no se encuentra 100% operativo, el Terminal de pasajeros en la Estación Mariches de Metrocable está sin concluir. Se encuentra paralizada la nueva Autopista Caracas-La Guaira, aun cuando el proyecto reposa en el Ministerio Para el Poder Popular para el Transporte Terrestre desde el año 2008, y así pudiéramos mencionar muchísimas más obras que luego de 25 años se han convertido en la larga lista de promesas incumplidas.
Todos y cada uno de estos casos, son problemas prioritarios que se deben incluir en los programas de gobierno, independientemente de la ideología y los candidatos. Los gobiernos no están para imponer formas de actuar a la población sino para servirle.
Es decir, en lo que a la electricidad se refiere necesitamos soluciones que pasen por una administración mixta de la generación, la distribución de energía y como lo hemos recomendado en otras oportunidades, nos sumamos a la propuesta de Sabatini y Patterson para ofrecerle al sector eléctrico la independencia administrativa que tanto requiere.
En cuanto al vital líquido es importante construir nuevos reservorios, así como mejorar toda la infraestructura para la distribución óptima del agua. De cada chorro debe salir agua cuando el usuario lo requiera.
Las comunicaciones no se quedan atrás, urge por un lado la apertura del mercado, así como la reducción del tamaño de CANTV y del Estado en general, el cual explicamos en detalle en artículo de opinión que titulé: “Medidas económicas indispensables”.
En fin, estas no son medidas neoliberales, pero lo que sí hay que decir por la calle del medio es que socialismo y privatización no son compatibles, y que el Estado debe encargarse de todo lo concerniente a lo social y político. Después de todo, como ya mencionamos, los políticos debemos estar al servicio de la población y hacer lo necesario para cumplir sus demandas.
Para finalizar, el tema central que sigue ocupando y preocupando a la mayoría de los venezolanos, manteniéndonos en un estado de supervivencia constante, es la economía. En nuestro blog, www.visionvzla.blogspot.com, detallamos cada uno de nuestros planteamientos sobre este asunto. Para que la economía pueda crecer, es fundamental contar con un suministro eléctrico confiable y servicios públicos operativos. Solo así podremos avanzar y recuperar la producción, que en última instancia es la verdadera solución para combatir la inflación. Aunque hemos registrado una inflación acumulada del 4,1% en el primer trimestre, cifra que no veíamos desde hace años (en marzo alcanzó el 1,2%), lamentablemente, esto no se refleja aún en el bolsillo de nuestro pueblo.
Omar A. Ávila H.
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